Peñalara, ... un viaje relampago.
El pasado mes de enero de este año, Jaime y Pacheco (yo) nos propusimos hacer cumbre del Peñalara, punto álgido de la sierra madrileña.
Salimos el viernes a medio dia, con la intención de hacer noche en algún vivac cerca de la zona, cumpliendo nuestra parte del objetivo al dormir en un apeadero de autobus en la sierra de Guadarrama.
El sabado por la mañana, despues de un Nuestro suculento desayuno a base de cereales y algun que otro cafelito improvisado con nuestro infiernillo nos pusimos Las Botas y nos equipamos como exploradores que quieren conquistar lo desconocido, mientras observabamos el enjambre de personas que se disponian a hacer nuestro particular viaje.
Ya durante el camino, nos temiamos que poca nieve nos íbamos a encontrar, pues el sendero estaba practicamente como paso del caballo de Atila. Pero algo crecia, algun copo de nieve se observaba que resistia implacablemente a los rayos del sol que dias atras habia arrasado el lugar y que aún seguia haciendo acto de presencia, porque hasta lo que era esa fecha el año no había sido muy blanco para nosotros, esos personajillos que nos consideramos amantes de la montaña y enamorados de la nieve.
Una vez llegado al circo de Peñalara, nos sorprendió aquello que en antaño habiamos visto en libros por su dimensión, puesto que nos lo esperabamos de un modo mas voluminoso,...no quitando eso el encanto de lo que a simple vista se divisaba como una sin fin autopista de corredores de hielo, aunque impracticables en aquel momento pero imaginativos en su explendor.
Tomando una vertiente mas socialista que partidaria de derechas nos hicimos hacia la arista de la cumbre, consiguiendo otro objetivo marcado durante las horas de conversación que mantuvimos en el viaje.
Cumbre,..... foto....y mas fotos, puesto que aquel agradable montañero de edad avanzada al que le pedimos que nos retratara en el monolito de favor no hacia mas que disparar la camara como fotografo en el camino del Rocio, quizas entendiendo que cuantas mas hiciera mas posibilidades tendriamos de elegir la mejor... de todos modos, y con buenas sonrisas el agradecimiento fue sincero.
Decidimos por tempranez hacer la cumbre de Las Hermanas, tras una arista con algun pasillo aereo y quebradizo por el hielo impregnado en la roca que tantas pisadaa había visto pasar por alli, y tantos comentarios habia escuchado durante los años que alli había permanecido, y esperemos que permanezca con infinita cordialidad del tiempo.
Tras coronar Las Hermanas bajamos por la vertiente Este y tras algún trote de entrenamiento sobre el hielo para posteriores subidas volvimos a lo que sería nuestro campamento base, un volvo v50. No sin sorprendernos de la cantidad de seres que subía a la montaña para contemplarla en aquel soleado tiempo, niños y madres acompañados de amigos,todos disfrutando y acercandose a la montaña. Alguno con mas respeto que otros, pero al fin al cabo, disfrutando de lo que la naturaleza nos ofrece con todo un sacrificio de No Muchos para mantenerla.
Ya por la tarde, en nuestro asiento confortable, decidimos volvernos a Huelva, pues el domingo de mañana no era muy propicio para hacer algo mas interesante. La nieve era en ese momento para turistas accidentados y niños de toboganes, y no para un par de aprendices del medio ambiente que venían desde la ciudad de las arenas y playas blancas.
Peñalara..... volveremos.
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